Asesinatos, violaciones, atracos a mano armada, genocidios...Todos o la mayoría de ellos delitos posiblemente penados con la más dura de las condenas.
En muchos países esta práctica está aprobada por ley. Como es el caso de Estados Unidos. Siendo este último uno de los países con el registro más alto en penas de muerte. Superando desde el año 1997 al 2019 la friolera de 500 ejecuciones.
La pena máxima solamente se aplica en aquellos casos donde; el agresor esta en sus plenas facultades mentales en el momento en el que se produce el delito y en función de la brutalidad y premeditación del delito.
La pena de muerte también es una advertencia del Estado a aquella minoría que es capaz de hacer dichas atrocidades. Además de hacer sentir a su población mas segura al saber que todo delincuente tendrá un castigo justo acorde a sus acciones.
Entonces, ¿Es justa dicha condena?
Es cierto, todos nos podemos equivocar en un momento de nuestras vidas. Ya sea fruto de las emociones, o de la falta de autocontrol. Pero, el ser humano siempre ha sabido distinguir el bien del mal. Y una acción tan grave jamás puede ser justificada.
Pero, la pena de muerte no es solamente un castigo por el delito. Sino también, una manera de que las familias de las victimas puedan dormir mas tranquilas sabiendo que el agresor ha recibido un castigo acorde al sufrimiento por el que ellos han pasado. Aunque, la muerte del agresor jamás devolverá a la vida a aquellas personas a quien se las arrebató.
¿Entonces que es la pena de muerte? ¿Un castigo justo? ¿Una advertencia? ¿Un acto vengativo para familiares y amigos por parte del Estado?
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